La voluntad se puede educar, no vale tanto tener mucha que nos haría voluntariosos o poca que nos haría influenciables, debe ser educada para lograr nuestros objetivos y alcanzar metas establecidas. Concentrarnos en nuestras metas implica hacer acciones asertivas que nos acerquen a su realización. Hay muchas cosas que mejorar en uno como persona.
La voluntad se apoya por un lado entre la motivación y la ilusión; y por otro lado, el orden y la constancia. Una persona motivada, ve sus metas como algo positivo que puede lograr y mantiene la esperanza (ilución – Esperanza: fuente de nuestro mayor poder como seres Humanos) de hacerlo. La ilusión va de la mano con lo que uno quiere , ilusión con realismo, no se vale esperar milagros cuando no se hace un acto consiente por lograrlos. El orden y la constancia son importantes porque aportan disciplina para tener metas claras y trabajar en pro de estas.
La felicidad es una actitud, no un destino sino un camino hacia la plena realización de uno mismo, teniendo una cierta madurez y un proyecto de vida, que consistiría en pocas palabras en superarnos como seres humanos, así como Buda alcanzar un estado de plenitud e iluminación donde nos elevamos por encima de nuestros mayores defectos.