Yo 1, el profe 0

Hola a todos, bien en esta ocación les traigo algo que me cncontré entre mis ‘checheres’ haciendo aseo … -de nuevo-, es un artículo del periódico El Tiempo, que por esa época, 2004, solía comprar cada lunes para estar un poco enterado de las cosas nuevas  de la tecnología y novedades  ya que ese día le dedicaban una buena sección al tema y no tenía internet como ahora.

En esa época me gustó mucho el artículo, porque me molestaba la pedagogía -si se le podía llamar así- de algunos profesores que me parecía desmotivante, opacaban al estudiante… en fin, y recordando eso, la transcribí para uds:

Fue un semestre muy aburrido… mis primeras clases de sistemas transcurrieron mas lentamente que todo el resto del primero de bachillerato. porque en la sala de informática de mi colegio estaba prohibido encender los computadores. Antes había que desarrollar la primera parte del programa académico: aprender a convertir un número cualquiera al formato bianario.

Para hacerlo -explicaba un profesor cuyo nombre borré de mi disco duro- se debía tomar el número en cuestión y dividirlo entre dos. La representación binaria seria la secuencia de residuos de las divisiones sucesivas, o algo asi. Eso significa que, si reproduce el procedimiento correctamente, el número 5’726.328 debería convertirse en 10101110110000001111000. Al menos así lo confirma la calculadora de Windows.

Con todo respeto, profe -y espero que ud no recuerde quien soy yo de la misma manera en que yo me acuerdo de su nombre-, fueron los seis meses mas inútiles de mi vida escolar. Pasamos un semestre completo haciendo manualmente algo que el computador no necesitaba que un humnano hiciera por él.

Por usted, profe, estuve a punto de odiar la informática y tal vez hoy estaría escribiendo sobre económia o politíca… Sé que hay mas de un lector que se lo hubiera agradecido, pero lo cierto es que no me veo escribiendo sobre otra cosa que no sea tecnología… al menos no como mi tema preferido.

Afortunadamente, muchas cosas cambiaron el semestre siguiente -incluyendo al profesor de sistemas- y la materia se volvió mucho mas interesante: al fin pudimos abrir los maravillosos equipos Kaypro II, con pantalla monocrómatica de 9 pulgadas (disponible en verde o en ámbar),  64KB de RAM, procesador de 4MHz y dos unidades de diskete de 180KB. La tecnología era tan avanzada que al mas ‘pilo’ del salón por esa época le decíamos ‘Kaypro’… ¿se acuerda Rodríguez?

Escribí mis primeros comandos en Cp/M, viví la transición a MS-DOS, comencé a hacer programas simples en Basic y a veces pedía aumento de mesada para comprar la revista Uno y Cero que -irónicamente- no venía escrita en formato binario.

Comprobé que echando a perder se aprende y que la mejor manera de perderle el miedo al computador es con un destornillador en una mano y varios manuales de instrucciones en la otra; en una palabra, ‘cacharreando’. Me di cuenta que no se necesitaba convertir nada en unos y ceros para escribir cartas, copiar archivos ‘quemar’ discos, chatear con mis amigos, escuchar música, navegar por intenet o imprimir una tarjeta de Navidad.

No soy muy bueno para la física , pero creo que aprendí más cuando el profesor comparaba los movimientos armónicos simple y pendular uniforme con algunas actividades íntimas del ser humano o cuando nos explicaba el concepto de vacío pegando una chupa para destapar inodoros en la ventana del salón de clase. que cuando los recursos pedagócigos se limitaban a la tiza y al tablero.

Afortunadamente, las cosas han cambiado, y hoy prácticamente todo el mundo utiliza el computador como una herramienta de trabajo o aprendizaje, o como un instrumento de entretenimiento: músicos, arquitectos, pintores, matemáticos, ingenieros, perióditas, politicos, contadores, económistas, amas de casa, microbiologos, diseñadores, literatos, profesores, estudiantes; niños que se sientan a pintar frente a la pantalla con el ratón con la misma naturalidad que lo harian si tuvieran un crayon en la mano.

Todavía no me acuerdo su nombre, profe, pero espero que su manera de pensar también haya cambiado, porque nunca entendí esa extraña política de tener una sala informática en la que los computadores no se podían usar….

Asi pues, fue tan satisfactorio para mi este artículo, que le saqué una copia y la guardé como «tesoro» y la reencontré, pues mucho antes me pasó lo mismo, en clase de informática no se podian usar los computadores y haciamos otras cosas a veces nada que ver, y aun hoy viedo o estudiando cosas aburridas no aplicables y no de la mejor forma 😛 😛

Digitado por mí, de la fotocopia del periódico El Tiempo del día Lunes 25 de Octubre de 2004 escrito por Jaime Dueñas

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